¿Res…qué? Reskilling: es uno de los conceptos que va a dar mucho que hablar en las próximas décadas, y no es un invento moderno, ¡todo lo contrario!
Imagínate que eres una hilandera del siglo XVIII. Trabajas en casa para sacarte unos dinerillos, con tu rueca y tus hilos… hasta que un día tu jefe te dice que se ha comprado una máquina nueva, con tecnología punta: el vapor.
A partir de ahora se trabaja en la fábrica, y en cadena.
¡Zasca! Te ha pillado de pleno la revolución industrial. Y, te guste o no, toca aprender nuevas habilidades.
Los cambios tecnológicos siempre suponen un replanteamiento del mercado laboral. Hay puestos de trabajo que desaparecen, otros cambian y otros nuevos se crean.
Es cierto que en muchos casos surge la resistencia al cambio. Dudamos, por ejemplo, que a los vendedores de hielo les hiciera mucha gracia la comercialización de neveras domésticas…
Pero, tal y como lo vemos desde Zapiens, el reskilling tiene muchas más ventajas que inconvenientes.
¿Te las contamos?
¿Qué es el reskilling?
Vamos, el reciclaje profesional de toda la vida.
Y, como ves, la historia del reskilling se remonta muy atrás en el tiempo. Entonces, ¿por qué últimamente se habla tanto de esto?
Porque estamos inmersos en la Cuarta Revolución Industrial, que tiene mucho que ver con la conectividad, el internet de las cosas, la Inteligencia Artificial, la robótica y, en general, con la digitalización y el desarrollo de nuevas tecnologías.
Esto lleva a que el mercado laboral esté cambiando muuuuuy rápido, y se necesitan perfiles que todavía no existen.
Y además, las empresas tienen problemas para encontrar personas capacitadas para determinados puestos específicos. ¿Ves la oportunidad ahí?
A cambio, hay un montón de perfiles no especializados que corren el riesgo de quedarse fuera del mercado… a no ser que se reciclen.
Según el Foro Económico Mundial, el 25% de los trabajadores en Estados Unidos pueden perder su trabajo actual.
¿Qué hacemos con todas esas personas? ¿No habrá que ir pensando una forma de que puedan readaptarse al mercado laboral?
Pues ahí entra, de pleno, el reskillling.
Para qué sirve el reskilling: 3 beneficios que puedes disfrutar desde ya
¿O es que tú ya sabías en 2019 qué tipos de mascarillas había en el mercado y cómo ponértelas para que no se empañen las gafas?
(Bueno, en realidad parece que esto último no se ha inventado aún, pero estamos impacientes).
Si vamos a lo laboral, casi todo el mundo ha tenido que adaptarse a los métodos de teletrabajo, y para eso ha habido que aprender nuevas habilidades, que van desde la organización en casa (primera lección: no trabajar en pijama) hasta las herramientas necesarias para trabajar en remoto.
Las empresas con más capacidad de adaptación han aguantado mejor el envite… pero sería mucho mejor no esperar a una emergencia para ponerse las pilas, ¿no crees?
Entre otras, si empiezas a trabajar el reskilling, puedes sacar estas tres cosas:
1. Reinvención personal: tú cambias, tu trabajo también.
Antes el mercado laboral era mucho más estable. Empezabas de cero en un trabajo y, con esfuerzo y tiempo, podías ir ascendiendo.
¿Lo más normal? Jubilarse en la empresa en la que habías empezado.
Esto es cada vez más atípico. Y no son raros los currículums con uno o varios puntos de inflexión:
- Periodistas que se lanzan a publicar novelas…
- Ingenieros reciclados al marketing digital…
- Mujeres emprendedoras que buscan la conciliación familiar…
Cada uno de estos perfiles tiene momentos en los que la persona ha tenido que reinventarse (por obligación o por gusto) y pivotar su especialidad laboral.
El reskilling aquí se plantea como la forma de adaptarse al mercado, pero no solo eso: también es una oportunidad para encontrar tu vocación, lo que realmente te gusta, y no conformarte con un trabajo alimenticio.
Gracias al reskilling todos somos “junior” en nuestro trabajo, porque sabemos que esa reinvención puede volver a producirse.
De ahí la importancia de la formación continua.
¿Cómo plantear el reskilling en estas situaciones? Eres totalmente libre de dar un puñetazo en la mesa y pegar un giro de 180°, por supuesto.
Pero quizá lo más sencillo es apoyarte en alguna de las capacidades que ya tienes y darles una vuelta de tuerca. ¿Has oído hablar del Ikigai?
Gracias al reskilling, todos somos un poco juniors en nuestro trabajo.
2. Selección de personal interna.
Si eres responsable de Recursos Humanos de tu empresa, sabes bien que contratar a nuevos perfiles es como poco, todo un reto.
Los procesos de selección de personal son cada vez más largos, complicados, y caros, todo hay que decirlo
Y, por muy afinados que estén, siempre tienes la duda de si estás acertando al contratar a esa persona… si es que no, en unos meses vuelta a empezar (¡qué horror!)
Quizá la respuesta que estabas buscando está ante tus narices: alguien que conoce la empresa, está familiarizado con sus ritmos de trabajo, necesidades y peculiaridades, y que solo necesita reciclar sus conocimientos.
Es decir, si necesitas un perfil determinado, ¿por qué no buscarlo primero in company?
¿Has visto la película Hidden Figures?
Una de las historias que se cuenta es la de Dorothy Johnson Vaugham. Trabajaba en la antigua NASA y era una de las matemáticas que hacían los cálculos a mano. A mano, ¿eh? Con lápiz y papel.
El caso es que empezaban a verse grandes computadoras y esta mujer vio que aquello era el futuro. ¿Qué hizo? Aprender programación por su cuenta, y luego formar a sus compañeras.
Atención: mujeres, y negras. En otras circunstancias y por desgracia se hubieran ido a la calle en la primera reestructuración de personal. Y al final fueron ellas las que terminaron enseñando programación a los ingenieros de la NASA.
Aquí el momentazo:
Toma reskilling del bueno.
En este caso tan espectacular, el reskilling nace de la propia persona. Si desde Recursos Humanos eres capaz de potenciar esa proactividad entre el personal, muchos de tus problemas estarán solucionados antes de que aparezcan.
3. Desvelar el talento oculto: un caso práctico.
Aquí viene otra historia. No es de película pero sí basada en hechos reales.
Ana contrató a Marcos como auxiliar administrativo. Y todo muy bien. Marcos es un tío serio y competente, que se acopló bien al sistema de trabajo.
Un buen día Marcos le dijo a Ana: oye, tenéis el Trello un poco desordenado, ¿me dejas que intente organizarlo? Y efectivamente: lo dejó como los chorros del oro.
Así que Ana tuvo una revelación: ella pensaba que tenía un auxiliar, y en realidad había contratado a un project manager. Le buscó a Marcos una formación para ponerlo al día, y ahora su trabajo es coordinar a diferentes equipos para sacar los proyectos adelante.
Ahora piensa: ¿Qué sabes de tu plantilla? ¿Realmente estás aprovechando todas las capacidades de las personas?
Porque volvemos al punto anterior: igual estás buscando fuera lo que ya tienes en casa.
Cómo trabajar el reskilling
Aquí es donde “la vamos a colar”: con Zapiens.ai, ¡claro! (¿Era fácil de adivinar, ¿no?).
Pero no solo lo decimos nosotros, que conste. También nos lo ha reconocido el Premio Santander X Tomorrow Challenge que ganamos, precisamente, en la categoría Reskilling.
Bueno, en realidad lo que necesitas es una herramienta de gestión del conocimiento que te permita estas tres cosas:
1. Identifica las necesidades formativas de tu negocio.
Esto tiene mucho que ver con intuir por dónde van los tiros, tanto en tu sector concreto como en el mercado en general.
Y sabemos que no es fácil: piensa que, según informes como este, el 85% de los trabajos del futuro (tomando el año 2030 como referencia) ¡ni siquiera se han inventado todavía!
Por si necesitas ideas, aquí tienes una lista de las habilidades más demandadas para los próximos años, según el World Economic Forum:
- Pensamiento analítico e innovación.
- Aprendizaje activo.
- Creatividad, originalidad e iniciativa.
- Diseño de tecnología y programación.
- Pensamiento crítico y análisis.
- Resolución de problemas complejos.
- Liderazgo e influencia social.
- Inteligencia emocional.
- Análisis y evaluación de sistemas.
Una vez decididas las habilidades a potenciar, lo siguiente sería evaluar cuál es el nivel de las personas de tu empresa: sus puntos fuertes y -casi más importante- sus carencias, para poder trabajarlas.
Para eso Zapiens.ai tiene lo que llamamos Radiografías del Conocimiento, que te permiten sacar estadísticas generales e individuales con datos concretos sobre la evolución del aprendizaje, y sacar conclusiones para tus estrategias de formación.
Vamos, el conocimiento tangibilizado y hecho números.
Esto te sirve para poner en marcha una estrategia de reskilling (o de upskilling) pero no solo eso: también para revisarla periódicamente para comprobar los resultados.
Con nuestras Radiografías del Conocimiento, siempre tienes una visión general de cómo va creciendo y mejorando el conocimiento en tu empresa.
2. Implementa un sistema de formación continua.
A poder ser online, claro. Y de forma que no interfiera en el trabajo diario.
Zapiens.ai se trabaja con micro-entrenamientos: formaciones basadas en preguntas y respuestas, en las que se aprende cada día un poquito, desde el pc o el móvil.
Además, lo hemos gamificado, con una serie de logros y recompensas para que la gente “se pique” (pero competición de la sana, ¿eh?) y participe más a gusto.
3. Diseña tus propias formaciones.
Vale que puedes comprar un curso o contratar a un docente para materias puntuales, pero en determinadas materias te interesará aportar tus conocimientos y tu experiencia.
O aún mejor: aprovecha la pericia de las personas de tu organización y haz que se enseñen entre ellas.
Con Zapiens.ai tienes acceso al creador de contenidos para que crees tus propios entrenamientos de forma muy sencilla.
¿Lo ves interesante? Siempre puedes pedir una prueba gratuita de Zapiens.ai para ver cómo se adapta como un guante a las necesidades de formación en tu empresa.
¿Ya tienes claro cómo trabajar el reskilling en tu empresa?
Piensa una cosa: si consigues implantar una cultura de formación continua en tu empresa, te será mucho más fácil adaptarte y pivotar cuando sea necesario.
Y además tendrás una plantilla de personas motivadas y deseosas de aprender cosas nuevas.
Si es que nosotros lo tenemos claro: ¡el conocimiento es un vicio! ¿Cómo no vamos a ser fans del reskilling?
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